Por José Luis Forneo
Nicolae Ceausescu puso su granito de arena para favorecer la subida de Juan Carlos de Borbon al trono del reino de España. En 1975, año en el cual el presidente rumano tenia una atractiva imagen de aperturista en los paises occidentales, y esto a pesar de que ya se sentia fascinado por las revoluciones coreana y china, no muy bien vistas por el imperio yankee. En el fondo, y mas que buena imagen, lo que sucedia es que las potencias capitalistas utilizaron a Rumania para crear fricciones y abrir brecha con la Union Sovietica en el bloque socialista, aunque en el fondo esa buena imagen de su "aperturismo" era solo una estrategia. De hecho, cuando llego el momento de la verdad, todos le pasaron a considerar "un criminal", "el vampiro de los Carpatos", etc, sin mas consideraciones intermedias.
Ceausescu, en fin, es "vendido" en los años 70 como un reformador del "duro comunismo" y como un lider cercano a las corrientes eurocomunistas, que hoy todos sabemos que fueron puestas en escena con la intencion de abrir una fractura con el socialismo real y alejar a los obreros europeos de la lucha de clases.
Carrillo y Ceausescu en la residencia de Snagov, junto a sus esposas.
En este contexto, el actual rey de España, que ya tenia las manos manchadas de sangre por su colaboracionismo con el cruel dictador Franco, y que, por cierto, habia jurado fidelidad a los principios del movimiento nacional fascista, decide entrar en contacto con Ceausescu, y mandar un emisario a Bucarest en 1975.
El enviado fue su administrador y colaborador, que luego paso algunos años en la carcel por los negocios sucios de "otros", y que se decia descendiente del explorador y conquistador Cristobal Colon. Colon de Carvajal transmite a Ceausescu el mensaje de que el entonces aun principe estaba decidido a democratizar España (eso si, no sabemos si le matizo que se trataria de una democracia bien vigilada por el ejercito). La peticion concreta es que Nicolae Ceausescu convenza a su amigo Santiago Carrillo, lider del Partido Comunista de España, que pasó gran parte de su exilio en Bucarest, de que no se oponga a la monarquia.
El principe le ofrece a Carrillo, a traves de Ceausescu, legalizar el PCE en cuanto sea rey y, por lo tanto, dejarle participar en el nuevo reparto del poder politico en España. Como todos sabemos, Carrillo, lamentablemente, acepto sin mucha resistencia o negociacion la propuesta, y traiciono la lucha del PCE contra el franquismo, pues la democracia juancarlista era heredera de este, al igual que abandono el combate por la restauracion de la republica legitima, dejando el pais lleno de fosas comunes, hasta hoy.
Suponemos que Carrillo se frotaria las manos porque creia que el PCE, el partido mejor posicionado y mas presente en España por su constante actividad durante la dictadura, iba a conseguir muy buenos resultados en unas futuras elecciones, aunque no contó con la financiacion de la CIA y de la socialdemocracia europea al PSOE, como partido moderador que haria el juego a la perpetuacion del sistema postfranquista. De hecho, como debia saber Carrillo aunque no cayo en la cuenta, en una democracia representativa suele ganar quien mas financiacion y, por lo tanto, publicidad, recibe, y, de hecho, en las primeras elecciones el PCE quedo muy por debajo de cualquier espectativa. Los grandes ganadores fueron UCD, formada por franquistas y afines, y el PSOE, formado por socialistas que habian renunciado al marxismo como requisito para recibir el apoyo economico y politico de la socialdemocracia europea y de la CIA norteamericana.
Es decir, Carrillo fue, en este caso, el burro que siguio a la zanahoria. La avaricia le hizo olvidar demasiado rapido la dignidad y la ideologia, y asi le fue (asi nos va a todos).
Juan Carlos conocia a Ceausescu desde 1971, cuando se encontraron en Teheran en una ceremonia ofrecida por el dictador de Iran, el sah Mohammad Reza Pahlavi Aryamehr, y parece que se cayeron bien. De hecho la asistencia a la invitacion de un dictador criminal dice mucho de Juan Carlos, que ya estaba acostumbrado a ese tipo de relaciones, pero tambien de Ceausescu, que en su deriva nacionalista y su oposicion a la Union Sovietica (habria que ver cuanta responsabilidad de esta supuesta politica soberanista era suya y cuanta de sus "amigos europeos y americanos") renuncio a cualquier requisito ideologico en su politica exterior, lo que hizo que le diera igual mantener buenas relaciones incluso con el Iran del Sah o el Chile de Pinochet (o incluso con el regimen franquista de Juan Carlos)
El ya rey Juan Carlos y su valedor Ceausescu, en Barajas en 1979
El mensaje de Ceausescu a Carrillo tuvo efecto, y el lider del PCE dejo el camino libre a Juan Carlos para vivir de los españoles por la cara desde entonces, y desde entonces no pone mas obstaculos en su camino. Aunque Carrillo en una entrevista con la periodista Oriana Fallaci, en otoño de 1975, describio al principe como "una marioneta a traves de la cual Franco maniobraba con le venia en gana, un ser diabolico sin nada de dignidad o sentido politico", estas palabras, que tan bien definen al heredero de Franco, ya jamas se volvieron a repetir. Carrillo dijo despues que en aquella entrevista aun no habia recibido todavia ningún mensaje, y que este le llego a principios de 1976.
La intervencion de Ceausescu fue muy apreciada por el rey y su camarilla, y en la primavera de 1979 es invitado a España en visita oficial, que es vista por Bucarest como reconocimiento a su labor de acercamiento a occidente, y que le hace el juego a la propaganda como "sistema aperturista" en toda Europa occidental (en el fondo seguia siendo un enemigo peligroso para los oligarcas del capitalismo)
No sabemos que fue lo que motivo a Ceausescu a apoyar al rey Juan Carlos en su peticion (lo cierto es que nos jodio a todos los españoles, que sufrimos la continuacion del regimen franquista casi cuarenta años despues). Aunque sabiendo que en las transcripciones registradas de las reuniones del Comite Central defendia a los norteamericanos, tras la visita de Nixon, como a "unos camaradas de los que los lideres de Bucarest tienen mucho que aprender", quizas pensaba que Juan Carlos era un buen hombre, o que queria realmente traer la libertad a España.
Su inocencia, o estupidez, deja un tanto boquiabierto, sobre todo porque, y como contraste a su buena opinion sobre la visita del presidente norteamericano a Rumania, el propio Nixon tras abandonar Bucarest en 1969 le catalogo, en privado, como un gran enemigo, y un "estalinista duro" (aunque ya sabemos que de estalinista no tenia nada, y al contrario era un antisovietico y antiestalinista convencido, ademas de "aperturista" y "reformista", y de tantas otras etiquetas que haya convenido ponerle en cada momento).
Fte: Charles Powell “Juan Carlos de España”, Editura Nemira, 2003http://www.confidentialpress.ro/special.php?newa_id=119
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