Elecciones en Ucrania /Partido Comunista de Rusia-Interfax/.-
Traducido del ruso por Josafat S. Comín
El 7 de febrero tuvo lugar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ucrania. Según datos provisionales de la Comisión Electoral Central de Ucrania con el 99% escrutado, por Yanukovich votó el 48’66% frente al 45’75% que lo hizo por Timoshenko. La diferencia es del 2’9%.
Comenta los resultados el Secretario de Organización el CC del PCFR, Iván Miélnikov.
El resultado es bastante predecible. Yanukovich lideró claramente la campaña y antes de la primera vuelta, después de la misma y ahora. Por eso me resulta extraño que Yulia Timoshenko intente algo para no reconocer los resultados.
Si analizamos de un modo objetivo la sociología electoral, si alguien ha sumado apoyos de un “modo extraño” por decirlo de algún modo, ha sido precisamente Timoshenko. Es difícil imaginar de dónde Yulia Timoshenko ha conseguido aumentar su resultado en un 21%, partiendo del 25% de la primera vuelta, y que le siga pareciendo insuficiente. Su sumáramos de una manera burda y mecánica los votos dados a la “derecha”, a los “liberales” y “”pro occidentales”, personificados en los votos que recogieron Yushenko y Yatseniuk, sumaría un 12%. Añadamos a eso un modesto porcentaje de voto nacionalista y algo de Tiguipko. En cualquier caso el techo electoral no pasaría del 15-17%. De todas formas, las reglas de la suma en las elecciones no son muy fiables, por eso, lo normal es que sumase menos todavía. Así que los lamentos por el robo de votos no se sustentan con la lógica elemental, ya que no contaba con la reserva necesaria para dar el salto que la consiguiese adelantar. Vuelvo a decir que no podemos olvidar un detalle importante: en la primera vuelta obtuvo un 5% menos que lo conseguido en las últimas legislativas. Sobre el fondo de esa dinámica negativa, su 46% de hoy es el resultado más optimista posible.
Creo que en los próximos días se pondrá el punto final a estas elecciones. El potencial de protesta “naranja” está agotado. Lo ocurrido en el 2004 no es algo que ocurra a menudo. Tiene su día y hora, cuando todo coincide en un punto. Aquella vez las fuerzas occidentales supieron captar el ánimo de la gente. Hoy no están interesadas en el caos, necesitan estabilidad en el sistema del petróleo y gas, para que Europa no se quede sin energía. Y los ucranianos quieren certidumbre. Timoshenko entiende que si intenta ahora rascar algo y tomar la iniciativa en la calle, los partidarios de Yanukovich, que han estado esperando pacientemente este día cinco años, los barrerán de la política real. Espero que Yulia Vladimirovna lo valore de una forma sensata, recurra a las negociaciones a las que está tan acostumbrada y felicite a Yanukovich. En la historia de la política hay infinidad de ejemplos cuando las victorias se logran con una ventaja exigua, y nadie las discute. Timoshenko debe darse por más que satisfecha, de haber tenido todas las condiciones para una lucha honrada y abierta, al contar con los resortes del poder. Si hubiese tenido que competir en Rusia, hubiese comprendido lo que significa de verdad la falsificación y la desventaja en las condiciones.
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